VERBO
A instancias de la Gramática, el término verbo refiere a aquella parte conjugable de la oración que expresa tanto la acción como el estado del sujeto y ejerce además la función sintáctica de núcleo del predicado.Dentro de las oraciones, será el verbo entonces la parte que expresa la acción, la existencia o estado que realiza el sujeto. El verbo es la clase de palabra que puede presentar variación de número, persona, modo, aspecto y tiempo y suele concordar en género, persona y número con algunos de sus argumentos o complementos. En el caso particular de la lengua española, concuerda con el sujeto siempre en número y casi siempre en cuanto a persona, siendo la excepción el llamado sujeto inclusivo.
Las lenguas en las cuales el verbo se conjuga se denominan flexivas. Cada una de estas determina un tipo de patrón de conjugación el cual diferirá de un sistema lingüístico a otro. En la lengua española, casi todos los verbos se conjugan de manera regular, según tres patrones únicos definidos de acuerdo a la vocal temática.Hay diferentes tipos de verbos…Los Verbos Transitivos son aquellos que requieren la presencia de un objeto directo para tener un significado completo, los Verbos Intransitivos, por su parte, no requieren de la mencionada presencia de un objeto directo que lo determine, en tanto, los Verbos Irregulares, poseen conjugaciones particulares para los tiempos verbales primitivos como ser el presente del modo indicativo, el pretérito perfecto simple, también del indicativo y el futuro simple correspondiente al mismo modo de los anteriores. Y los Verbos Regulares, son aquellos que se ajustan a los modelos de conjugación más usados en la lengua en cuestión.Esta clasificación que brindamos es la que más recurrentemente se da en la enseñanza, pero hay más tipos de verbos, como ser impersonal (no son compatibles con la idea de un sujeto léxico), terciopersonal (acontecen a un fenómeno meteorológico), defectivo (no se cumple el paradigma de conjugación completo) y copulativo (no aportan un significado pleno, solo se emplean para unir al sujeto y al predicado: ser, estar, parecer, resultar, asemejar, continuar).En el idioma español, los verbos, se agrupan en diferentes tiempos verbales (presente, pretérito, futuro y potencial) y tres modos (indicativo, subjuntivo e imperativo).Por otra parte y en el contexto religioso cristiano, con el término Verbo, se suele designar a la segunda persona de la Santísima Trinidad y se lo suele escribir en letras mayúsculas.Un verbo reflexivo Es aquel que se refiere a una acción de un sujeto sobre sí mismo, como el verbo bañarse, peinarse, lavarse, acostarse o levantarse. Muchos de los verbos reflexivos tienen relación con las rutinas de la vida diaria. Todos estos verbos tienen en común que acaban con el pronombre se, el cual indica que la acción verbal recae sobre la propia persona y, por lo tanto, por este motivo se denominan verbos reflexivos.Ejemplos de oraciones con verbos reflexivosEl pronombre se al final del verbo nos indica que se trata de un verbo reflexivo. Sin embargo, en una oración el pronombre se lo podemos encontrar de manera independiente, como por ejemplo en las oraciones "María se levanta" o "Luis se ducha". Además del pronombre se, los verbos reflexivos pueden ir acompañados de otros pronombres, como por ejemplo en las oraciones "Me afeito cada día" o "nos despertamos siempre muy temprano".Los verbos reflexivos tienen esta condición por la acción de los pronombres reflexivos. Así, a modo de ejemplo las siguientes oraciones pueden ilustrar esta idea: "Yo me lavo", "tú te peinas", "él se baña", "nosotros nos duchamos", "ustedes se afeitan" y "ellas se maquillan". Lo más habitual es que los pronombres reflexivos se encuentren antes del verbo, pero no siempre es así. De hecho, el pronombre reflexivo se puede anexar a un infinitivo o a un gerundio precedido del verbo estar ("Voy a lavarme el pelo" o "Estoy arreglándome el bigote").La posición de los pronombres es flexible (por ejemplo, en la oración "lávate ahora" el pronombre va al final del verbo pero en "no te peines" el pronombre precede al verbo).Casos especiales de verbos reflexivosAlgunos verbos no son estrictamente reflexivos, sino que indican un cambio de estado. Algunos ejemplos de estos verbos "reflexivos" son los siguientes: enojarse, preocuparse, deprimirse, atreverse, reírse, entristecerse o enterarse. En este sentido, si digo "Isabel se puso triste" o "mi amigo se hizo militar" estoy comunicando un cambio de estado en relación al sujeto, para lo cual el verbo se convierte en reflexivo.Los verbos recíprocosLos verbos recíprocos se parecen a los reflexivos, ya que ambos utilizan los mismos pronombres. No obstante, un verbo es reflexivo cuando la acción afecta al propio sujeto y un verbo es recíproco cuando hay una acción que de manera simultánea se realiza por dos sujetos. Por ejemplo, en las siguientes oraciones podemos observar que aparecen los pronombres expresando una acción recíproca: "ellos se amaban intensamente", "los dos amigos se enfadaron" o "Eva y Luis se miraron a los ojos".Qué son los verbos copulativosEn general los verbos comunican acciones diversas (caminar, reír, correr, pensar...). Sin embargo, algunos verbos no comunican acciones y, por lo tanto, son una excepción. Estamos hablando de los verbos copulativos, cuya característica fundamental consiste en asociar el sujeto con el predicado. Son dos los verbos estrictamente copulativos, el verbo ser y el estar (en algunas clasificaciones también se considera como copulativo al verbo parecer). Si el verbo principal de una oración es copulativo, el predicado no es un predicado verbal sino nominal. Se denominan verbos copulativos porque sirven de unión (o cópula) entre un sujeto y un atributo.Verbos semicopulativosCiertos verbos se pueden parecer a los copulativos en la formación de algunas oraciones. Por ejemplo, los verbos encontrarse, resultar, quedarse, mantenerse o volverse. Este tipo de verbos expresan el estado de algo y pueden tener un uso predicativo (no copulativo) o un uso semicopulativo. Tendrían un sentido predicativo en oraciones como "ese niño se volvió de espaldas" o "el conferenciante mantuvo sus argumentos". En cambio, este tipo de verbos se consideran semicopulativos en oraciones como las siguientes: "aquella mujer se volvió loca" o "el niño se mantuvo muy tranquilo".Un verbo reflexivo Es aquel que se refiere a una acción de un sujeto sobre sí mismo, como el verbo bañarse, peinarse, lavarse, acostarse o levantarse. Muchos de los verbos reflexivos tienen relación con las rutinas de la vida diaria. Todos estos verbos tienen en común que acaban con el pronombre se, el cual indica que la acción verbal recae sobre la propia persona y, por lo tanto, por este motivo se denominan verbos reflexivos.Ejemplos de oraciones con verbos reflexivosEl pronombre se al final del verbo nos indica que se trata de un verbo reflexivo. Sin embargo, en una oración el pronombre se lo podemos encontrar de manera independiente, como por ejemplo en las oraciones "María se levanta" o "Luis se ducha". Además del pronombre se, los verbos reflexivos pueden ir acompañados de otros pronombres, como por ejemplo en las oraciones "Me afeito cada día" o "nos despertamos siempre muy temprano".Los verbos reflexivos tienen esta condición por la acción de los pronombres reflexivos. Así, a modo de ejemplo las siguientes oraciones pueden ilustrar esta idea: "Yo me lavo", "tú te peinas", "él se baña", "nosotros nos duchamos", "ustedes se afeitan" y "ellas se maquillan". Lo más habitual es que los pronombres reflexivos se encuentren antes del verbo, pero no siempre es así. De hecho, el pronombre reflexivo se puede anexar a un infinitivo o a un gerundio precedido del verbo estar ("Voy a lavarme el pelo" o "Estoy arreglándome el bigote").La posición de los pronombres es flexible (por ejemplo, en la oración "lávate ahora" el pronombre va al final del verbo pero en "no te peines" el pronombre precede al verbo).
Hay dos tipos de verbos: los regulares y los irregularesAmbos pertenecen a una de las tres conjugaciones en español, los que acaban en ar (amar, estar o jugar), los que acaben en er (placer, proteger o valer) y los que finalizan en ir (dormir, salir o ir).Aquellos que no cambian su raíz a la hora de conjugarlos son los verbos regulares. El verbo amar mantiene la raíz am en cualquiera de sus formas (amo, amé, amaré...). En cambio, los verbos irregulares sí tienen alteraciones en su raíz en algunas de sus formas (el verbo caber, sería yo quepo, yo cabré o yo cupe).El lexema o raíz se mantiene fijo en los regulares y va modificándose en los irregulares. Algunos de los verbos regulares más empleados son: trabajar, beber, vivir o aprender. Entre los irregulares estarían: contar, oler, oír o poner.Si decimos que un verbo es regular esto implica que sigue un patrón, un mismo esquema. En consecuencia, es más fácil emplearlos en sus distintas formas. Los irregulares no están sujetos a una pauta o modelo, van cambiando. Así, resulta más difícil conjugarlos correctamente y es frecuente cometer errores al emplearlos; sobre todo si el hablante es extranjero y no está familiarizado con el idioma.La diferencia entre los verbos regulares y los irregulares obedece a que un idioma no es una estructura fija y teórica, sino que es una realidad viva y cambianteSi todos los verbos fueran regulares, la comunicación sería más fácil, pero también más simple, más aburrida y menos rica. De hecho, el único intento importante de crear una lengua común y universal ( el esperanto ) no ha tenido mucho éxito; seguramente porque al ser humano le debe gustar expresarse en su lengua materna, aunque tenga verbos regulares e irregulares.
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